Esta vez, el uno de enero marca no solo el principio de un nuevo año sino también el comienzo de una nueva década.
Como cada fecha marcada, nos prometemos cambiar algo en nuestra vida para mejorarla, y siendo este el principio de un ciclo de bien diez años, bueno, quizás nos apetezca plantearnos temas importantes.
Personalmente creo que nos hace falta. Es evidente que el mundo está cambiando, y en muchos aspectos no precisamente a mejor. Los seres humanos tenemos mucho a que ver con ello.
La buena noticia es que si somos responsables del cambio, también tenemos en nuestras propias manos las herramientas para parar, o por lo menos ralentizar, el deterioro del único ecosistema que permite nuestra vida.
Así que… aquí van unos pensamientos sobre lo que podemos hacer, desde la individualidad, HOY MISMO, para mejorar las cosas.
Como cada fecha marcada, nos prometemos cambiar algo en nuestra vida para mejorarla, y siendo este el principio de un ciclo de bien diez años, bueno, quizás nos apetezca plantearnos temas importantes.
Personalmente creo que nos hace falta. Es evidente que el mundo está cambiando, y en muchos aspectos no precisamente a mejor. Los seres humanos tenemos mucho a que ver con ello.
La buena noticia es que si somos responsables del cambio, también tenemos en nuestras propias manos las herramientas para parar, o por lo menos ralentizar, el deterioro del único ecosistema que permite nuestra vida.
Así que… aquí van unos pensamientos sobre lo que podemos hacer, desde la individualidad, HOY MISMO, para mejorar las cosas.
1. Reduce de golpe y porrazo hasta el 30% de tu huella ecológica
Si, es algo real que puedes hacer hoy mismo.
Eliminar todo producto de origen animal de tu dieta y del resto de tu vida puede llegar a reducir hasta un tercio de TU huella ecológica (sin ni si quieras entrar en el asunto ètico). No hay nada que puedas hacer TU, de forma individual y sin esperar la intervención de gobierno, industria, estrellas del cine o supuestos poderes ocultos, que reduzca tanto el impacto que tiene TU existencia en el medio ambiente.
Afortunadamente hoy en día hay mucha información acerca de como hacerlo, y sobre todo existe mucha, muchísima informacion relativa al hecho de que eliminar los productos de origen animal de la dieta influencia (y mucho) la salud… en positivo. Es “solo” cuestión de cambiar el chip y, poco a poco, modificar costumbres.
Cual es la dificultad principal en ponerlo en práctica? Es que cambiar el chip es una de las cosas más difíciles que podamos hacer, así de simple. Cambiar nuestra forma de pensar es lo que más resistencia nos genera. Siendo consciente de ello mira a tu alrededor. El mundo está cambiando, que lo quieras o no, que decidas ser parte del cambio o que finalmente tengas que subirlo. En muy pocos años las consecuencias de nuestros actos cotidianos serán demasiado patentes como para poder ignorarlas.
Posiblemente tú, si tienes cierta edad, no tendrás que vivirlas en tus propias carnes, pero seguramente tus hijos e hijas no se librarán. Si no lo haces por ti, hazlo por tus seres queridos que no tendrán más remedio que vivir en el mundo que le has dejado. Y si no crees que estamos influyendo tanto en el clima como para modificarlo, piensa que ser más respetuoso con el planeta donde vives con tu familia nunca será algo negativo.
Empieza simplemente con pensar: “y si dejara de consumir animales, que pasaría?”. Así, como un simple ejercicio hipotético. Deja pasar por tu cabeza toooodas las dudas que tienes, toma conciencia de toooodas las resistencias que tienes a este concepto. Abre esa puerta, y observa lo que sucede. Con honestidad, y con la información que hoy en día está en todos sitio.
Es un buen punto de partida.
Después pregunta, pregunta y pregunta. Todas las dudas que tengas, exponlas a personas que ya viven esa realidad, te aseguro que ellas se han preguntado toooodo lo que te estás preguntando tú en este momento. La mayoría compartirá con muchísimo gusto su experiencia, y si tienes la mala suerte de encontrarte con alguien que te juzga (es una posibilidad muy real, somos seres humanos y reaccionamos muchas veces de forma equivocada), pasa y busca a otra persona que no lo haga. Somos muchas quienes hemos pasado por el mismo trance, y que hemos entendido que no tenemos ningún derecho de juzgar a nadie que está exactamente en el mismo lugar, en el que estábamos nosotras hace solo unos años.
Y recuerda. El cambio no se hace en un día. Cuando te empieces a plantear determinadas modificaciones de tus costumbre, te parecerá que se haya abierto delante de ti un universo sin fin de retos y desafíos. Y es cierto. Pero no olvides que ni si quieras el camino más largo se hace de una sola vez, sino paso a paso.
Simplemente EMPIEZA.
Habrá mucha, mucha gente que te acompañara y apoyara en tu camino.
Eliminar todo producto de origen animal de tu dieta y del resto de tu vida puede llegar a reducir hasta un tercio de TU huella ecológica (sin ni si quieras entrar en el asunto ètico). No hay nada que puedas hacer TU, de forma individual y sin esperar la intervención de gobierno, industria, estrellas del cine o supuestos poderes ocultos, que reduzca tanto el impacto que tiene TU existencia en el medio ambiente.
Afortunadamente hoy en día hay mucha información acerca de como hacerlo, y sobre todo existe mucha, muchísima informacion relativa al hecho de que eliminar los productos de origen animal de la dieta influencia (y mucho) la salud… en positivo. Es “solo” cuestión de cambiar el chip y, poco a poco, modificar costumbres.
Cual es la dificultad principal en ponerlo en práctica? Es que cambiar el chip es una de las cosas más difíciles que podamos hacer, así de simple. Cambiar nuestra forma de pensar es lo que más resistencia nos genera. Siendo consciente de ello mira a tu alrededor. El mundo está cambiando, que lo quieras o no, que decidas ser parte del cambio o que finalmente tengas que subirlo. En muy pocos años las consecuencias de nuestros actos cotidianos serán demasiado patentes como para poder ignorarlas.
Posiblemente tú, si tienes cierta edad, no tendrás que vivirlas en tus propias carnes, pero seguramente tus hijos e hijas no se librarán. Si no lo haces por ti, hazlo por tus seres queridos que no tendrán más remedio que vivir en el mundo que le has dejado. Y si no crees que estamos influyendo tanto en el clima como para modificarlo, piensa que ser más respetuoso con el planeta donde vives con tu familia nunca será algo negativo.
Empieza simplemente con pensar: “y si dejara de consumir animales, que pasaría?”. Así, como un simple ejercicio hipotético. Deja pasar por tu cabeza toooodas las dudas que tienes, toma conciencia de toooodas las resistencias que tienes a este concepto. Abre esa puerta, y observa lo que sucede. Con honestidad, y con la información que hoy en día está en todos sitio.
Es un buen punto de partida.
Después pregunta, pregunta y pregunta. Todas las dudas que tengas, exponlas a personas que ya viven esa realidad, te aseguro que ellas se han preguntado toooodo lo que te estás preguntando tú en este momento. La mayoría compartirá con muchísimo gusto su experiencia, y si tienes la mala suerte de encontrarte con alguien que te juzga (es una posibilidad muy real, somos seres humanos y reaccionamos muchas veces de forma equivocada), pasa y busca a otra persona que no lo haga. Somos muchas quienes hemos pasado por el mismo trance, y que hemos entendido que no tenemos ningún derecho de juzgar a nadie que está exactamente en el mismo lugar, en el que estábamos nosotras hace solo unos años.
Y recuerda. El cambio no se hace en un día. Cuando te empieces a plantear determinadas modificaciones de tus costumbre, te parecerá que se haya abierto delante de ti un universo sin fin de retos y desafíos. Y es cierto. Pero no olvides que ni si quieras el camino más largo se hace de una sola vez, sino paso a paso.
Simplemente EMPIEZA.
Habrá mucha, mucha gente que te acompañara y apoyara en tu camino.
2. No te dejes engañar por el “greenwashing”
Desgraciadamente el "greenwashing" (del inglés "green"=verde y "whitewash"=blanquear o encubrir, que se traduce en la práctica de presentar un producto como "natural" y por ende mejor) es omnipresente.
Para mi no se trata “solo” de estrategias de marketing visiblemente manipulativas para vender productos que de “green” solo tienen la etiqueta. El “greenwashing” en mi opinión es mucho, mucho más profundo y va a la raíz de la cuestión.
No se puede seguir consumiendo como lo hacemos, y pensar que comprando un producto en lugar de otro, estamos “haciendo algo positivo” para el ecosistema planetario.
No, lo “eco”, "natural", "bio" tampoco solucionará la crisis ecológica mundial. No es comprando “verde” que haces algo positivo para el medio ambiente, sino NO comprando.
Con esto no quiero decir que, si realmente necesitas algo y especialmente si se trata de comida, no sea mejor comprarlo ecológico. Evidentemente en ese caso lo es.
Lo que digo es que la diferencia en la huella ecologica que se genera entre comprar una camiseta de algodón ecológico o una de algodón convencional, auque sí exista, es muy pequeña si la comparamos con no comprarla.
La pregunta base debería ser: “necesito otra camiseta?”. Lo más probable es que la respuesta sea no, y en ese caso lo mejor que puedas hacer para el planeta es no comprar.
Dejemos de engañarnos. Esto lo arreglamos solo y unicamente si empezamos a consumir menos, MUCHO MENOS de lo que consumimos hoy en día.
Y el primer paso para empezar realmente a reducir nuestro consumo es darnos cuenta de lo que realmente consumimos.
Estos días son perfectos para plantearse este tema, entre Navidad y Reyes. Las rebajas están a la vuelta de la esquina, de verdad necesitas más ropa? Si tienes niños o niñas, está claro que necesitarán ropa nueva porque la que tienen no le cabe. Pero una persona adulta, la realidad es que solo “necesita” ropa porque la del año pasado ya se ha quedado “anticuada”.
Démonos cuenta de una vez por todas, que el concepto “tendencia” o “trend” es uno de los conceptos más dañinos que hayamos interiorizado. Es obsolescencia programada pura y dura, que además no se basa en que algo deje de funcionar, un estado inequívoco que no podemos evitar con nuestra mera voluntad (si algo está roto, está roto), sino que se basa en puros pensamientos impuestos por una industria que quiere nuestro dinero: un pantalón o un jersey no "deja de funcionar" en pocos meses.
Lo de las rebajas y la ropa es solo un ejemplo. Creo que la mayoría hemos vivido con muchas menos cosas en algún momento de nuestras vidas, nuestros padres y nuestras madres lo han hecho sin sombra de dudas. O sea, el pasado en el que vivíamos perfectamente y felices, sin consumir como lo hacemos ahora, es un pasado muy próximo.
Hay una diferencia muy grande entre “necesitar” y “querer”. Nuestros “quieros” están destruyendo el único ecosistema que permite nuestra vida.
Plantéate lo que realmente NECESITAS, y sobre todo plantéate lo que simplemente QUIERES.
No te engañes. No hay otra forma de ralentizar el deterioro del medio ambiente.
Hay que consumir con más consciencia, pero sobre todo menos, mucho menos.
Decrecimiento.
Esta es la palabra clave para la próxima década.
Para mi no se trata “solo” de estrategias de marketing visiblemente manipulativas para vender productos que de “green” solo tienen la etiqueta. El “greenwashing” en mi opinión es mucho, mucho más profundo y va a la raíz de la cuestión.
No se puede seguir consumiendo como lo hacemos, y pensar que comprando un producto en lugar de otro, estamos “haciendo algo positivo” para el ecosistema planetario.
No, lo “eco”, "natural", "bio" tampoco solucionará la crisis ecológica mundial. No es comprando “verde” que haces algo positivo para el medio ambiente, sino NO comprando.
Con esto no quiero decir que, si realmente necesitas algo y especialmente si se trata de comida, no sea mejor comprarlo ecológico. Evidentemente en ese caso lo es.
Lo que digo es que la diferencia en la huella ecologica que se genera entre comprar una camiseta de algodón ecológico o una de algodón convencional, auque sí exista, es muy pequeña si la comparamos con no comprarla.
La pregunta base debería ser: “necesito otra camiseta?”. Lo más probable es que la respuesta sea no, y en ese caso lo mejor que puedas hacer para el planeta es no comprar.
Dejemos de engañarnos. Esto lo arreglamos solo y unicamente si empezamos a consumir menos, MUCHO MENOS de lo que consumimos hoy en día.
Y el primer paso para empezar realmente a reducir nuestro consumo es darnos cuenta de lo que realmente consumimos.
Estos días son perfectos para plantearse este tema, entre Navidad y Reyes. Las rebajas están a la vuelta de la esquina, de verdad necesitas más ropa? Si tienes niños o niñas, está claro que necesitarán ropa nueva porque la que tienen no le cabe. Pero una persona adulta, la realidad es que solo “necesita” ropa porque la del año pasado ya se ha quedado “anticuada”.
Démonos cuenta de una vez por todas, que el concepto “tendencia” o “trend” es uno de los conceptos más dañinos que hayamos interiorizado. Es obsolescencia programada pura y dura, que además no se basa en que algo deje de funcionar, un estado inequívoco que no podemos evitar con nuestra mera voluntad (si algo está roto, está roto), sino que se basa en puros pensamientos impuestos por una industria que quiere nuestro dinero: un pantalón o un jersey no "deja de funcionar" en pocos meses.
Lo de las rebajas y la ropa es solo un ejemplo. Creo que la mayoría hemos vivido con muchas menos cosas en algún momento de nuestras vidas, nuestros padres y nuestras madres lo han hecho sin sombra de dudas. O sea, el pasado en el que vivíamos perfectamente y felices, sin consumir como lo hacemos ahora, es un pasado muy próximo.
Hay una diferencia muy grande entre “necesitar” y “querer”. Nuestros “quieros” están destruyendo el único ecosistema que permite nuestra vida.
Plantéate lo que realmente NECESITAS, y sobre todo plantéate lo que simplemente QUIERES.
No te engañes. No hay otra forma de ralentizar el deterioro del medio ambiente.
Hay que consumir con más consciencia, pero sobre todo menos, mucho menos.
Decrecimiento.
Esta es la palabra clave para la próxima década.
3. Deja de creer que la tecnología lo va a arreglar todo
No, la tecnología no solucionará la crisis ecológica mundial. Nunca lo ha hecho.
Ni la terragénesis de Marte ni el Proyecto Venus evitarán el colapso del ecosistema actual. Este tipo de proyectos, muy bonito ellos, que nos prometen una vida perfecta y tecnológicamente super avanzada tienen demasiadas lagunas, entre las cuales el desconocimiento de las reservas mundiales de los recursos necesarios para conseguirlos.
También ignoran la propia naturaleza humana. En el momento en que “lo normal” sea tener una tele en casa, esto se convierte en el punto de base que se puede mejorar, con una pantalla plana por ejemplo. Es parte intrínseca del ser humano construir encima de lo que se tiene, y no hay techo.
Tenemos más de 200 años de precedentes históricos solo en el marco de la revolución industrial, y sabemos perfectamente que, una vez desarrollada una tecnología que optimice sea cual sea el proceso o la técnica de turno, esto NO llevará a una disminución del consumo del producto final, sino a un aumento de dicho consumo.
O sea: en el momento en que por ejemplo la producción de células solares sea realmente eficaz, el consumo energético no se quedará al nivel actual sino aumentará, y hará falta producir más y más células solares para hacerle frente.
Históricamente esta es una de las realidades más conocidas y al mismo tiempo más ignoradas. Cuando Henry Ford implantó la cadena de montaje en sus fabricas de coches aumentando exponencialmente la productividad… es cuando realmente todo el mundo empezó a comprar coches.
Ni la terragénesis de Marte ni el Proyecto Venus evitarán el colapso del ecosistema actual. Este tipo de proyectos, muy bonito ellos, que nos prometen una vida perfecta y tecnológicamente super avanzada tienen demasiadas lagunas, entre las cuales el desconocimiento de las reservas mundiales de los recursos necesarios para conseguirlos.
También ignoran la propia naturaleza humana. En el momento en que “lo normal” sea tener una tele en casa, esto se convierte en el punto de base que se puede mejorar, con una pantalla plana por ejemplo. Es parte intrínseca del ser humano construir encima de lo que se tiene, y no hay techo.
Tenemos más de 200 años de precedentes históricos solo en el marco de la revolución industrial, y sabemos perfectamente que, una vez desarrollada una tecnología que optimice sea cual sea el proceso o la técnica de turno, esto NO llevará a una disminución del consumo del producto final, sino a un aumento de dicho consumo.
O sea: en el momento en que por ejemplo la producción de células solares sea realmente eficaz, el consumo energético no se quedará al nivel actual sino aumentará, y hará falta producir más y más células solares para hacerle frente.
Históricamente esta es una de las realidades más conocidas y al mismo tiempo más ignoradas. Cuando Henry Ford implantó la cadena de montaje en sus fabricas de coches aumentando exponencialmente la productividad… es cuando realmente todo el mundo empezó a comprar coches.
Nos esperan cambios muy profundos.
La realidad es que el mundo a nuestro alrededor nos empuja a consumir.
La economía, dice el gobierno. El balance anual, dice nuestra empresa. Es algo que nos toca muy, muy de cerca. De hecho, en el momento en que realmente empecemos a reducir nuestro consumo, será imposible mantener el sistema económico actual...
Si, aquí va la charla sobre capitalismo, ha llegado a ser un cliché pero si no entendemos esto nos falta la mitad de la información. El capitalismo es un sistema económico que, por su propia naturaleza, solo puede existir con un incremento de consumo constante. Es fácil entender que, en un planeta con recursos finitos, un crecimiento infinito y cada vez más rápido es simplemente insostenible.
Como decía José Luís Sampedro, el cambio no es que sea posible, el cambio es inevitable. El mundo va a cambiar y nuestras vidas con el, que lo queramos o no. Lo único que podemos elegir es acompañar los cambios para dirigirlos hacia el rumbo más conveniente para la humanidad… o no.
El capitalismo es insostenible. Punto. No hay forma de justificarlo, y la necesidad de cambiarlo es imperante.
Es difícil, si, porque es el único sistema que hemos conocido. Está metido en todas nuestras células, es tan natural como el aire, y obviamente ni si quieras podemos imaginar no respirarlo.
Afortunadamente hay muchas personas que se están planteando este tema, y existen ya varias propuestas de sistemas económicos alternativos, la Economía del Bien Común es la que personalmente más me gusta. Aunque no haya ninguna garantía de que las propuestas de sistemas económicos alternativos funcionen, no tenemos otra opción que intentarlo e ir modificándolas con el tiempo.
Este es el cambio de costumbres globales más importante y profundo al que la humanidad se haya confrontado nunca a lo largo de su existencia. Los precedentes no son nada alentadores, la poblacione de la Isla de Pascua por ejemplo se cargaron el medio que les sustentaba y llegaron al borde de la aniquilación.
La diferencia es que hoy, afortunadamente, tenemos más información. Lo único que nos hace falta es tomar la decisión. YA.
La realidad es que el mundo a nuestro alrededor nos empuja a consumir.
La economía, dice el gobierno. El balance anual, dice nuestra empresa. Es algo que nos toca muy, muy de cerca. De hecho, en el momento en que realmente empecemos a reducir nuestro consumo, será imposible mantener el sistema económico actual...
Si, aquí va la charla sobre capitalismo, ha llegado a ser un cliché pero si no entendemos esto nos falta la mitad de la información. El capitalismo es un sistema económico que, por su propia naturaleza, solo puede existir con un incremento de consumo constante. Es fácil entender que, en un planeta con recursos finitos, un crecimiento infinito y cada vez más rápido es simplemente insostenible.
Como decía José Luís Sampedro, el cambio no es que sea posible, el cambio es inevitable. El mundo va a cambiar y nuestras vidas con el, que lo queramos o no. Lo único que podemos elegir es acompañar los cambios para dirigirlos hacia el rumbo más conveniente para la humanidad… o no.
El capitalismo es insostenible. Punto. No hay forma de justificarlo, y la necesidad de cambiarlo es imperante.
Es difícil, si, porque es el único sistema que hemos conocido. Está metido en todas nuestras células, es tan natural como el aire, y obviamente ni si quieras podemos imaginar no respirarlo.
Afortunadamente hay muchas personas que se están planteando este tema, y existen ya varias propuestas de sistemas económicos alternativos, la Economía del Bien Común es la que personalmente más me gusta. Aunque no haya ninguna garantía de que las propuestas de sistemas económicos alternativos funcionen, no tenemos otra opción que intentarlo e ir modificándolas con el tiempo.
Este es el cambio de costumbres globales más importante y profundo al que la humanidad se haya confrontado nunca a lo largo de su existencia. Los precedentes no son nada alentadores, la poblacione de la Isla de Pascua por ejemplo se cargaron el medio que les sustentaba y llegaron al borde de la aniquilación.
La diferencia es que hoy, afortunadamente, tenemos más información. Lo único que nos hace falta es tomar la decisión. YA.
Resumiendo:
1. Empieza el proceso de reducir y finalmente eliminar los productos de origen animal de tu vida.
2. Plantéate la diferencia entre “necesito” y “quiero”, y compra (más bien deja de comprar) en consecuencia.
3. Deja de autoengañarte esperando que la tecnología o cualquier tipo de consumo "verde" pero no necesario sean la solución para mejorar la situación en la que nos encontramos.
Feliz década nueva, a ti y a tus seres queridos.
Y que los propósitos de este nuevo año sean duradero y miren con sinceridad al futuro.
2. Plantéate la diferencia entre “necesito” y “quiero”, y compra (más bien deja de comprar) en consecuencia.
3. Deja de autoengañarte esperando que la tecnología o cualquier tipo de consumo "verde" pero no necesario sean la solución para mejorar la situación en la que nos encontramos.
Feliz década nueva, a ti y a tus seres queridos.
Y que los propósitos de este nuevo año sean duradero y miren con sinceridad al futuro.